"Se puede recordar a David como uno de los pocos adoradores que estaban completamente dedicados al Se�or, que aprendieron a amarlo de manera espont�nea y sin reservas. Su profunda entrega al cuidado de Dios, ferviente y fiel en extremo, el salmista recibi� del Alt�simo el t�tulo de ""un hombre conforme a su coraz�n"", tan grande fue su fidelidad al Santo de Israel. Su vida se bas� en defender a su pueblo de los enemigos. Librando guerras y batallas siempre victoriosas, reinando sobre sus compatriotas con dignidad y justicia, sin olvidar agradecer a quienes lo sacaron de entre las ovejas para honrarlo."