Para Mat, la rutina cotidiana es muy distinta a la de los demás. Desde que tenía apenas cinco años posee un don inquietante: puede ver a los fantasmas. Es un secreto que guarda con recelo, pues sabe que si alguien llegara a descubrirlo, sería vista como alguien extraña, y ya es bastante complicado ser una adolescente en un hogar de acogida como para cargar con otra etiqueta más.
Su estrategia habitual siempre ha sido la misma: fingir que no ve nada y esperar a que las apariciones se desvanezcan por sí solas. Pero esta vez ocurre algo distinto. La figura que se cruza en su camino es Sely, su hermana de acogida. Todos creen que ella simplemente huyó, como otros jóvenes lo han hecho antes. Sin embargo, Mat sabe la verdad: Sely ya no pertenece a este mundo.
Ese lazo silencioso que une a los chicos que han pasado por el sistema de acogida la impulsa a hacer algo. No puede darle la espalda a Sely. Sabe que necesita ayuda y, aunque duda, decide confiar en un joven oficial de policía. Juntos emprenden la búsqueda de respuestas para desentrañar el misterio que rodea la desaparición de la muchacha.
Pero pronto Mat comprende que hay alguien más observándola en las sombras. La investigación se convierte en una carrera contra el tiempo, un pulso peligroso en el que deberá descubrir la verdad antes de que quien guarda los secretos más oscuros decida silenciarla a ella también.
